Tu cajera de confianza
Durante una temporadita he sido cajera en Consum (en 3 diferentes). El trabajo en sí no está mal, es facilito y solamente hay que ser un poco atenta con la gente y ya está. Lo malo es que en estas tiendas no teníamos silla y pasarse 7 u 8 horas seguidas de pie es mortal, había días que no me habría importado que me amputaran las piernas al llegar a casa, seguro que me dolía menos...
En sólo un par de días te das cuenta de que aunque no se puede generalizar, como en todo, se puede clasificar a la gente según lo que compra. Las abuelas suelen ir a punta mañana a comprar el pan y luego vuelven horas más tarde con el marido para que él cargue con la leche, el detergente y todo lo que pesa jaja. Los hombres que van solos suelen ir a por cerveza, vino o algo de este tipo. Las mujeres siguen siendo el grupo mayoritario que hace la compra semanal o diaria, pero aquí hay dos tipos: si van solas, compran lo necesario con algún caprichillo excepcional, pero si van con niños, lo que abundan son las galletas, las papas, chocolates y las guarrerías varias jaja. Y por último están los jóvenes, que estos sólo se dedican a comprar alcohol, comida basura o precocinada y en muchas ocasiones, condones.
Con los condones me ha pasado de todo, porque estaban bajo llave y entonces nos lo tenían que pedir a nosotras, con lo cual era un corte que estuvieras haciendo la compra y tener que decir de repente que te sacaran una caja jaja. Más de una vez, ante la pregunta de si se los podía dar, se me ha pasado por la mente algo así como “yo te los doy y los gasto contigo si quieres” jajajaja joer, no sé si es la ropa alegre o el moreno-playa que favorece, pero en esta temporada hay cada uno que vamos... y mucho guiri macizorro también.
Otra anécdota graciosa fue un día que vino un grupo de chicos y a uno de ellos se le iba cayendo el bañador, creo que era la goma que estaba floja y por más que se apretaba el cordón se le iba aflojando. Y cuando pasaron por caja me dice “gírate o me verás algo” y se los ataba... al rato “te lo digo en serio ¿eh? luego no digas que no te he avisado” y a mí me entraba la risa y los amigos se descojonaban también, y al final le dice a uno “nada, que la tía no se gira ¿eh?” casi me parto porque según él le iba a ver algo impresionante (como todos jajaja).
Y otro día, un grupillo de adolescentes (creo que 3 chicos y 3 chicas) estaban compitiendo a ver quien cogía antes lo que yo iba pasando pero claro, el que estaba casi detrás de mí no pillaba nada y se quejaba, así que empecé a darle cosas a él y otro empezó a decir “ehhhh favoritismos no!” jaja.
Y si quieres que te digan piropos, no hay nada como dejarles pasar cuando se supone que ya estamos cerrando pero con la condición de que se den prisa porque si viene el jefe les echa jaja
Con cosas así se te hacía la jornada más amena, pero claro no todo el día era así, también tuve que discutir con alguna mujer impertinente en alguna ocasión. Y luego las abuelas me contaban su vida y me decían que yo era muy cariñosa y tenía pinta de ser buena persona (sí, lo llevo escrito en la frente). Pero al que le tenía yo cariño era a un niño de 3 años que siempre iba a comprar con su padre y se empeñaba en que tenía que ser él quien pusiera las cosas de la cesta a la caja... lo que pasa que iba de una en una y claro, tardaba una eternidad, pero era super gracioso. Y el padre a veces le decía “no vayas tan rápido que me mareo, madre mía, que velocidad!” y el niño unas carcajadas... jaja que bonico, a este le echaré de menos.
En sólo un par de días te das cuenta de que aunque no se puede generalizar, como en todo, se puede clasificar a la gente según lo que compra. Las abuelas suelen ir a punta mañana a comprar el pan y luego vuelven horas más tarde con el marido para que él cargue con la leche, el detergente y todo lo que pesa jaja. Los hombres que van solos suelen ir a por cerveza, vino o algo de este tipo. Las mujeres siguen siendo el grupo mayoritario que hace la compra semanal o diaria, pero aquí hay dos tipos: si van solas, compran lo necesario con algún caprichillo excepcional, pero si van con niños, lo que abundan son las galletas, las papas, chocolates y las guarrerías varias jaja. Y por último están los jóvenes, que estos sólo se dedican a comprar alcohol, comida basura o precocinada y en muchas ocasiones, condones.
Con los condones me ha pasado de todo, porque estaban bajo llave y entonces nos lo tenían que pedir a nosotras, con lo cual era un corte que estuvieras haciendo la compra y tener que decir de repente que te sacaran una caja jaja. Más de una vez, ante la pregunta de si se los podía dar, se me ha pasado por la mente algo así como “yo te los doy y los gasto contigo si quieres” jajajaja joer, no sé si es la ropa alegre o el moreno-playa que favorece, pero en esta temporada hay cada uno que vamos... y mucho guiri macizorro también.
Otra anécdota graciosa fue un día que vino un grupo de chicos y a uno de ellos se le iba cayendo el bañador, creo que era la goma que estaba floja y por más que se apretaba el cordón se le iba aflojando. Y cuando pasaron por caja me dice “gírate o me verás algo” y se los ataba... al rato “te lo digo en serio ¿eh? luego no digas que no te he avisado” y a mí me entraba la risa y los amigos se descojonaban también, y al final le dice a uno “nada, que la tía no se gira ¿eh?” casi me parto porque según él le iba a ver algo impresionante (como todos jajaja).
Y otro día, un grupillo de adolescentes (creo que 3 chicos y 3 chicas) estaban compitiendo a ver quien cogía antes lo que yo iba pasando pero claro, el que estaba casi detrás de mí no pillaba nada y se quejaba, así que empecé a darle cosas a él y otro empezó a decir “ehhhh favoritismos no!” jaja.
Y si quieres que te digan piropos, no hay nada como dejarles pasar cuando se supone que ya estamos cerrando pero con la condición de que se den prisa porque si viene el jefe les echa jaja
Con cosas así se te hacía la jornada más amena, pero claro no todo el día era así, también tuve que discutir con alguna mujer impertinente en alguna ocasión. Y luego las abuelas me contaban su vida y me decían que yo era muy cariñosa y tenía pinta de ser buena persona (sí, lo llevo escrito en la frente). Pero al que le tenía yo cariño era a un niño de 3 años que siempre iba a comprar con su padre y se empeñaba en que tenía que ser él quien pusiera las cosas de la cesta a la caja... lo que pasa que iba de una en una y claro, tardaba una eternidad, pero era super gracioso. Y el padre a veces le decía “no vayas tan rápido que me mareo, madre mía, que velocidad!” y el niño unas carcajadas... jaja que bonico, a este le echaré de menos.
Escrito por begotxu @ 15:50